Mujer, Identidad y Memoria Histórica

María Camí Vela a Carolina Astudillo.

Dice la voz narradora de El gran vuelo al inicio del film: “No podemos escuchar la voz de nuestro muertos, solo en recuerdos, sueños, o en una imagen. Hay muertos a quienes nadie reivindica porque su memoria se pierde sin apenas dejar huella”. Estas palabras,que rebelan la verdad de una gran injusticia,me impactaron y conmovieron profundamentea nivel personal y político.Además, el documental me inspiró a reflexionar como como mujer y como sujeto histórico. Por estas razones, entre otras, he decidido rendir homenaje a Carolina Astudillo en este proyectogenealógicode mujeres creadoras.

Frente al olvido, Astudillo ha luchado durante los últimos años, como investigadora y como cineasta,contra “la desmemoria” histórica. En El gran vuelo, su trabajo se centra en la recuperación de las historias invisibles de las víctimas del franquismo, las de las mujeres olvidadas, las mujeres antifascistas que lucharon por la libertad en Cataluña, mujeres como Clara Pueyo. La directora investiga, reconstruye y analiza la historia individual de esta militante del PSUC desde la triple perspectiva de identidad nacional, de género y de clase durante dos etapas de la historia de España: la revolucionaria e idílica Segunda República y la violenta y represiva guerra-posguerra.

En mi opinión, uno de los aspectos más interesantes del trabajo fílmico de Astudillo –De monstruos y faldas (2008), Lo indecible (2012) y El gran vuelo (2015)– es la representación de la experiencia individual como parte de la memoria colectiva. Es la memoria de lo que Paul Preston ha llamado el “holocausto español”, lo que Joan Ramón Resina ha definido como “genocidio cultural” y lo que yo denomino “exterminio misógino”. En otras palabras, la memoria colectiva de un Régimen que utilizó la violencia para preservar el poder de la clase dirigente, para incitar el odio hacia la cultura catalana y para demonizar y humillar a las mujeres que defendían la libertad y los ideales progresistas de la Segunda República. Muchas de estas mujeres,  clasificadas como “rojas degeneradas”, fueron torturadas y encarceladas, algunas ejecutadas y enterradas en fosas comunes. Otras, como Pueyo, desaparecieron hacia un destino desconocido, víctima quizás de una triple represión: la del franquismo, la del machismo y la de su propio partido.

Reconstruir y dignificar la memoria antifascista de lucha y de resistencia, en el contexto de la reflexión feminista,es indispensable para la reconfiguración de la Historia de las mujeres y la Historia de Cataluña. Y es lo que hace la directora de El gran vuelo: invitarnos a resucitar, reivindicar y escuchar a nuestras mujeres muertas; hacerlas visibles y aprender de ellas.

Gracias, Carolina Astudillo, por esta gran lección fílmica e histórica.